Desde FedeSeguridad siempre hemos sido promotores del trabajo digno y formal; y apoyaremos iniciativas encaminadas a mejorar el bienestar de los trabajadores y de las empresas.
En ese sentido, recibimos con interés la propuesta del Gobierno Nacional de formular una reforma laboral concertada con empresarios, trabajadores, gobierno y academia.
Sea esta la oportunidad para debatir una regulación del trabajo que responda a la realidad laboral del país y que nos prepare para el futuro del empleo.
En el entre tanto, vemos con extrañeza algunos proyectos de ley para reformar las normas laborales, que solo se enfocan en la ampliación de la jornada nocturna o el en aumento de recargos dominicales y festivos.
Es perjudicial seguir insistiendo en reformar las reglas laborales por retazos, como puntos de honor a cambiar. Sin entender el contexto económico y los verdaderos problemas del mercado laboral, seguiremos condenados a un alto desempleo y una alta informalidad.
En FedeSeguridad creemos que la discusión acerca de la reforma laboral que necesita el país debe ser ambiciosa y realmente cambiar, entre otras, la realidad de millones de colombianos hoy excluidos del mercado laboral formal.
No es un secreto para nadie que la tecnología, la pandemia o la urbanización, han modificado de fondo nuestro mercado laboral y las formas de trabajo.
Hablemos entonces de una reforma laboral con nuevas condiciones que respondan a las necesidades del mercado laboral, que formalicen y generen empleo, que mejore la protección social de todos.
Centrar la discusión en decidir a qué hora empieza la jornada nocturna, o si un recargo no debe ser del 75% sino del 100%, significa perder una oportunidad para debatir los temas estructurales alrededor del trabajo en Colombia.
La superación de la informalidad debería ser el eje de esta conversación, donde están cerca del 60% de los ocupados en el país. Los proyectos de ley cómo los que hacen curso en este momento en el Congreso de la República, no proponen soluciones a este tipo de problemáticas, solo crean más barreras al trabajo que ya es formal.
Otra realidad que no se nos puede olvidar, además de la informalidad o el desempleo, es que en Colombia la jornada laboral ya se redujo. Pasaremos en los próximos años de una jornada de 48 horas a una de 42. Situación que tiene serias implicaciones, por ejemplo, en servicios que como los de la vigilancia son de 24 horas.
Finalmente, hacemos un llamado para que la reforma tenga en cuenta que NO TODOS LOS TRABAJOS se pueden regular de la misma manera y bajo la misma norma.
Hay sectores que tienen condiciones y dinámicas de trabajo particulares. La economía del cuidado, por solo dar un ejemplo, tan importante para nuestro desarrollo social, ha sido invisibilizada económicamente por cuenta de la imposibilidad de ser un trabajo formal.
Se debe analizar sector por sector y entender sus dinámicas para que se garantice el trabajo digno y la sostenibilidad financiera de las empresas.
Esa es la verdadera reforma laboral integral. El mundo ya cambió, pero las relaciones entre empresas y trabajadores en Colombia siguen siendo reguladas con normas de mitad del siglo XX.